Desde que México abandonó la política económica de sustituir importaciones, y se abrió franco camino a través del Neoliberalismo Económico, mucho ha crecido la economía nacional, y si bien como todo modelo económico tiene sus cadáveres en el camino, es innegable que ha generado riqueza para nuestro país, si bien expondrán los más nacionalistas (con mucha razón), destrozó varios sectores de la industria nacional, y concentro la riqueza en unas cuantas cientos de manos, también nos abrió una oportunidad inmensa para que las industrias que en su momento supieron adaptarse a la apertura comercial, crecieran a pasos agigantados, lo cual generó no sólo riqueza, también creó mayores empleos con un mayor grado de especialización y generó impuestos que se transformaron en obra pública, en obras sociales, etc.

Con la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, el comercio exterior mexicano repuntó y se convirtió en muy poco tiempo en el principal motor de la economía nacional, llegando a aportar el 66 por ciento del Producto Interno Bruto de nuestro país. Si bien los gobiernos anteriores le dieron importancia al tema, nunca ha sido en la magnitud que debería, y los esfuerzos se centraron en firmar, y firmar cada vez más y más tratados y acuerdos comerciales, lo cual les brinda a los empresarios nacionales una buena oportunidad para comerciar. Sin embargo, los esfuerzos nunca fueron suficientes, y México generó una dependencia muy fuerte del comercio con los Estados Unidos de Norteamérica, llegando a concentrar en esa zona hasta el 80 por ciento de su comercio total.

Si bien los más estudiosos coinciden en que el comercio exterior de México aún con sus números acuerdos y tratados, se encontraba estancado y sin posibilidades de repuntar de forma decisiva tal y como lo requería la economía, seguía manteniendo un papel trascendental en la generación de empleo, riqueza y desarrollo económico.

Es importante mencionar que el descontento con el modelo económico no era inherente a nuestro país, en muchos países del mundo se sembró la semilla de la inconformidad y empezaron a llegar a la presidencia alrededor del mundo partidos que pugnaban por una política más nacionalista, en pocas palabras por el fortalecimiento del mercado interno y la sustitución de importaciones, sin embargo para muchos de ellos al pertenecer a la Organización Mundial de Comercio y tener acuerdos signados con sus contrapartes, les resulta imposible el utilizar el término de “proteccionismo”, sin embargo en términos simples es lo que es, y en este contexto llegó a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, el Sr. Donald Trump, el cual “impuso” a Canadá y México la renegociación del TLCAN.

Dicha renegociación se llevó a cabo con inconformidades tanto de Canadá y México, sin embargo se impuso la voluntad de la potencia más fuerte, y dentro de los nuevos cambios, se actualizó el nombre a; T-MEC, sin embargo, los cambios más radicales se dieron en varios sectores, especialmente en el automotriz, ya que los cambios aceptados por los gobiernos de las dos partes accedieron a que el 40 por ciento de las partes que componen un automóvil, sean elaboradas por personal con un sueldo de al menos 16 dólares la hora, el sueldo mínimo que se le paga a un trabador del mismo sector en los EUA, y no fue el único cambio, se dieron muchos en otros sectores como la propiedad industrial, en la protección laboral, en el comercio digital, medioambiente, y corrupción.

 

EL T-MEC EN LA ACTUALIDAD

 

El T-MEC entró en vigor el 1 de julio de 2020, y aunque casi nadie esperaba resultados inmediatos, lo cierto es que los resultados medibles son prácticamente nulos, si bien se puede argumentar que aún no se conocen sus efectos, ya que la pandemia global del SARS COV2 (COVID-19), congeló las operaciones económicas durante meses, e incluso hasta el día de hoy la economía continua trabajando con los sectores más básicos, pero sin duda, no todo es culpa de la pandemia sanitaria.

Si continuamos con el ejemplo más notorio en el sector automotriz; los Estados Unidos de América, eran firmes creyentes de que debido a las restricciones salariales y de contenido que impusieron a los fabricantes, estos últimos se verían forzados a mover sus producciones a dicho país, para evitar los impuestos adicionales, (lo cual generaría una escalada enorme de empleos en dicho país), sin embargo, no fue así, las marcas extranjeras establecidas en nuestro país optaron por un aumento gradual de los salarios, e incluso han expresado su disponibilidad de cubrir los impuestos adicionales, lo cual generaría un aumento en el coste de sus vehículos producidos para los consumidores finales, y lo más cierto es que con la caída en la demanda global de vehículos nuevos, ninguna empresa siente especial apuro por cumplir con las demandas del T-MEC.

Incluso el actualmente, el Comercio exterior no ha estado precisamente dentro de las prioridades de la agenda nacional, no obstante que las empresas que realizan operaciones internacionales son sometidas a las regulaciones de muchas naciones, y que demuestran día a día ser de las más confiables a nivel mundial, cuentan además con el mayor numero de certificaciones nacionales e internacionales. Lo anterior cobra relevancia porque con la firma del T-MEC, México se encuentra sometido, junto con sus contrapartes a la supervisión y aprobación para la firma de nuevos acuerdos comerciales con países que no se rijan por el libre comercio, (clausula 32.10), y si bien nuestro país cuenta con numerosos tratados y acuerdos comerciales, siempre ha tenido la mira en la diversificación de sus exportaciones, y ahora se encuentra con opciones más limitadas para lograrlo.

 

COVID-19

 

La pandemia global del Covid-19, ha mostrado lo frágil que es el modelo económico actual, ya casi se cumple en todos los países del mundo un año de estar lidiando con el virus, (en varios países como China e Italia ya más de un año), y la tasa de contagio no da muestras de estar disminuyendo, e incluso con las variantes que ha sufrido la cepa se ha vuelto más contagiosa. En términos económicos y de empleo los impactos a nivel global son devastadores, las economías mundiales han caído simultáneamente, un hecho que llevaba décadas sin ocurrir, incluso en las crisis económicas de la era moderna el efecto no se había masificado tanto como lo ha logrado esta crisis sanitaria.

El gasto interno en vacunas será enorme, y ocupará una parte significativa de las inversiones gubernamentales en materia de salud en todos los países que cuenten con la capacidad económica para adquirirla y poder así, masificar su aplicación entre sus habitantes. En el caso de México la adquisición y aplicación no fluye con la velocidad necesaria para que la economía nacional se recupere y crezca a los números que las grandes instituciones a nivel mundial pronostican, 4.3 % de acuerdo a cifras del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial 3.7 %.

Lo anterior cobra una importancia muy significativa en materia económica, ¿Por qué?, es sencillo en concepción, el gobierno requiere de recursos muy numerosos para poder operar, y las empresas están operando a sus mínimas capacidades, más aun, el mercado interno esta muy dañado, y resulta insuficiente para recuperar los niveles pre crisis. Más aún, como hemos estado observando, el presente gobierno nacional ha intensificado las revisiones en materia fiscal y aduanera, lo cual ha hecho que las operaciones de las mismas se vuelvan cada vez más complejas, todo lo anterior por sus intereses recaudatorios.

Las auditorias a las empresas no se detienen, las revisiones en aduanas son cada vez más exhaustivas, y no existe ningún estímulo económico o de facilitación fiscal especial para la pandemia que el gobierno haya implementado, sin embargo, no todo es pesimista, ya que las empresas nacionales han tenido que buscar alternativas para mantener sus finanzas sanas y sus operaciones al día desde el primer día de su existencia, y existen certificaciones que pueden brindar beneficios adicionales a las mismas, como lo son; Operador Económico Autorizado, Certificación en IVA e IEPS, IMMEX, etc..

A modo de recapitulación, el futuro económico de México continuará siendo incierto, careciendo de una tendencia clara de recuperación económica real que permita recobrar los niveles de crecimiento económico previos al presente sexenio, más aún, el SARS COVID-19 continuará presente al menos por lo que resta del año en México y el mundo. Las autoridades recaudatorias nacionales, posiblemente continuaran con una actitud netamente recaudatoria, fiscalizadora, y supervisora, con algunas limitaciones para retomar su papel central de promotor de la inversión extranjera.

Por esta situación, recomendamos a todas las empresas que cuiden al máximo sus operaciones diarias y sobre todo de comercio exterior, para lo cual nos ponemos a su disposición nuestra amplio portafolio de servicios profesionales, recordándoles que; ASESORES STRATEGO, S.C., puede ser su mejor aliado en temas integrales en materia legal, fiscal y de comercio exterior.

 

Por: Eduardo Ruiz Ayala


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